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lunes, 22 de febrero de 2016

La cuenta

Dinero

Estamos yendo hacia un día en que se expropiarán los bienes a los poderosos, a los mas o menos poderosos, y a una gran cantidad de burgueses. Se sacarán cuentas y se pagarán múltiples acciones para que todos tengan la misma cantidad de tierra, una casa cómoda y calor en el invierno. Con el resto se generará trabajo para los que no lo tengan. Todos serán distintos dentro de entornos de equidad. La articulación fluirá y crecerá bien.
Se sabe que ya comenzó. Se ha repetido demasiado una misma situación. Gente criticando a algún luchador social por el auto que lo lleva y trae, su casa y comodidades. Gente denunciando, envidiando, encarcelando en forma ilegal. De ambos lados corriendo tras el dinero.
- Y por qué no puede tener una casa con pileta?
- Porque era pobre. Robó, seguramente.
- Y un rico sí puede?
- Los ricos pueden, porque al dinero y al poder lo tienen desde antes.
- Desde antes de qué?
- De ellos.
- Y cuándo empezó, cada rico, a tener dinero?
- Eso no lo sé, tampoco me importa.
- A mí si.
- Por qué?
- Porque en breve estaremos evolucionando.

MabelBE

martes, 16 de febrero de 2016

En tu gesto

El aire convive en tu gesto. ¿Quién me metió en la cabeza que es importante conocer el mar desde joven?, como un impacto que impide suspender la búsqueda a oscuras, lo que me tiene tan distraída últimamente, tu guiño despabila. Veo cómo voy quedando sin piel, me arranco el calor, y al rato me muero, y así una y otra vez.
¿De dónde saqué que lo que hay en esta tierra es lo que sirve?, como un ángel te tiraste a socorrer al ahogado en esa primera vez. Tu alma nacida para reparar preconceptos sonríe en señales en las que no se repara. Quiero salir de la superficie cómoda y horizontal, y nunca más olvidarme de esta emoción que surge al admirarte. Hablo de valor, no de valentía, de lo que vale la pena dar.
¿Sos un gesto o un aviso? 
Lo demás no resiste discusión, hace rato que no alcanza.


MabelBE

martes, 26 de enero de 2016

John William Cooke y Ana Eguren

Cuando usted llegó a lo de Palacio, con su sombrero coronado de flores de durazno (¿o serían jazmines?) me dio la sensación de un bello junco a la espera de vendaval que lo abatiese inmisericorde. Usted me dirá que desde entonces han pasado diez años y, ¡ay!, muchos vendavales. No haga caso del almanaque, que es una obra mezquina de los burócratas del Tiempo. Son otros equinoccios los que rigen para nosotros. Yo le voy a contar la verdadera historia, la auténtica y real. De lo de Palacio fuimos a su casa, y hablamos de presidentes depuestos y de políticos, en la penumbra propicia de un crepúsculo de primavera. Comimos chez moi, usted leyó versos. Desde entonces, su adorable sonrisa de conejo iluminó mis felices noches de conspirador en desgracia. Ud., señora, aprovechó para hacerme víctima de sus artimañas e insolencias: puso en duda mi indiscutido talento, mis virtudes para el mando y mi condición de jefe; creó serias dificultades a mi acercamiento con el sector femenino del Partido; y en suma, intentó tratarme como a otros de sus peleles. Ahora culminan sus desafueros apareciendo en mi celda, a las horas más intempestivas para intranquilizar mi reposo y turbar mis pensamientos. (No crea que me quejo, señora: Ud. sabe que nunca me quejo). Dicen que estoy por abandonar esta celda y me apresuro a escribirle. ¿Por qué? ¡Ah señora! No es que no sepa que de Ud. se puede decir la frase del poeta: Qu`est-ce qu`il y a de plus changeant qu`un matin d`avril, si ce n`est que le coeur de mon amant (confío en que mi francés sea menos traicionero que Ud.). Pero eso no impide que yo tenga el deseo de verla caminar y moverse cerca de mí, mientras su cara conejal se anima y profiere impertinencias, y los lugares van quedando contaminados con su coquetería insoportable. Ya ve señora, que humildes son mis anhelos. Venga a verme. La llamo apelando a los lazos indestructibles que unen a los conspiradores y a una relación de la cual lo menos que podrá decirse (en el peor de los casos) es aquella otra frase: questa é una piccola aventura, patética, milagrosa, e cuasi d`amore. / John William Cooke desde la cárcel a Ana Eguren, finales de 1955.

martes, 12 de enero de 2016

Llegar a ser la propia totalidad

VI. Su poder es fuerte si se transforma en Tierra.
VII. Separa la Tierra del Fuego, lo sutil de lo burdo, pero sé prudente y circunspecto cuando lo hagas.
VIII. Usa tu mente por completo y sube de la Tierra al Cielo, y, luego, nuevamente desciende a la Tierra y combina los poderes de lo que está arriba y lo que está abajo. Así ganarás gloria en el mundo entero, y la oscuridad saldrá de ti de una vez./
Preceptos de Hermes Trismegisto. Tabla de Esmeralda.