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viernes, 25 de enero de 2008

Texto

La obra debe ser pensada como un suceso en el tiempo. No es un objeto o una entidad real. Sucede durante la compenetración del lector y el texto. El lector trae al texto su experiencia pasada y su personalidad presente. Bajo el magnetismo de los símbolos ordenados del texto, él dirige sus recursos y cristaliza, con la materia prima de la memoria, el pensamiento y el sentimiento, un nuevo orden, una nueva experiencia que él ve como el poema. Este llega a ser parte del flujo perpetuo de su experiencia para ser reflejado desde cualquier ángulo importante para él como ser humano. / Louise Rosenblatt.

lunes, 7 de enero de 2008

Y no quiero moverme de aquí

Libre de la carga del sufrimiento
acepto la pérdida.
Al fin y al cabo soy un argumento
que cae y se reparte blandamente
como la miel en el te de la mañana.
Que fácil había resultado. Ubicada

en el presente
me transformo en un augurio
que pregunta si eso que flota ¿en

la nada?
es un espejismo que se desvanece

entre sí
o en mí.


MabelBe

lunes, 31 de diciembre de 2007

Ternura

Es como un movimiento que arrastra hacia sensaciones y sentimientos en los que se entremezclan la benevolencia, la aceptación y el abandono, pero también la confianza, el estímulo, el asombro y los nuevos descubrimientos. Para seguir este camino, lo único que hay que hacer es abandonar miedos, prejuicios y enfrentarnos a todo cuanto pueda depararnos un nuevo encuentro. La ternura es un nacimiento hacia uno mismo, que permite penetrar en el maravilloso vientre de la existencia. La ternura no es ningún estado permanente. Nos corresponde a cada uno el descubrirla bajo la fragilidad de las apariencias, bajo la violencia de las costumbres, bajo lo impalpable del presente. / Jacques Salomé.

martes, 25 de diciembre de 2007

Levedad


Veía abrir la puerta del bar, el vaiven de los pies
que se sucedían. No eran los suyos, se acercaban
lentos, sin esa fuerza característica.
Mientras apelaba a mi parca capacidad de meditación y
como enredada en una telaraña destejida, comenzaba a sospechar
que las pisadas que yo creía pasión apenas revestían
la promiscuidad de un momento olvidable, la puerta
otra vez se abrió.
Por fin y desde el fin llegó. Allí estuvo. Y yo, pegada a la silla
asqueada
preguntándome si podría liberarme
del pasado y del futuro
con un simple acto de presente
que tanto me costaba empezar.
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MabelBE