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sábado, 16 de agosto de 2014

De por qué el cielo estimula la constancia

Hay un fin, entonces hay constancia y cauce para la intención que consolidará en arte. Hay una actuación en el momento justo, teniendo en cuenta que siempre se está a tiempo cuando no se ha actuado aún. No te duermas, en algún momento hay que aparecer. Pero en realidad te reconocen, aparecer es puerta abierta a una nueva escena para que la vida mute, metamorfosee, evolucione. En el fin, la constancia, la intención, tenés que reflexionar, se recomienda espantar a los estados despreocupados en esta etapa de aprendizaje. Porque se acerca el abismo, y acá te quiero ver: puede ser el fin del camino para otros, pero para vos la prueba de que sabés volar. El abismo puede ser un nuevo vacío a llenar, una vez pasado el umbral de sorpresa inicial. Hay un fin, un cauce, y se suma un ahogo que sobrevuela a todo lo conocido hasta el momento, lo llamamos hartazgo, hay una manifestación natural, imparable, ves?, es el momento de la acción. Cuando te manifestás te elevás, acá aparece el cielo. El cielo tiene un movimiento con el que hay que saber relacionarse. Los demás miran al cielo, muchos no te ven ahí y para muchos vos y el cielo son la misma cosa, algo que está allá. Hay una elevación como atmósfera de conducta. Empezás a verte, a pesar de que la visión está horizontal a tus ojos, se comienza a marcar la diferencia. Inspiración. Hay que agradecer al cielo, es el marco y el sostén, la armonía necesaria en la elevación. Hay una misión. Tratá de no regresar con las manos vacías. Pero si es así, tratá de no claudicar. Porque es arte, es proceso, es principio, es fin, horizonte que se intuye. Aparecer.

MabelBE

miércoles, 13 de agosto de 2014

En el bar

Luego le preguntó si le había escrito algún poema. Contestó que sí. -Cuántos? quiso saber. -Algunos. Parecía que él buscaba un tema para salir del momento y lo encontró al rato, pero ella no recuerda lo que dijo, impresionada por los nervios y lo poco original de la pregunta y la inexistencia de vínculos y el cansancio de lo olvidable.

MabelBE
.LaTipa.

domingo, 27 de julio de 2014

Sustancia estelar


La ronda

No quiero comprometer el alma. Desde este concepto salgo, cuando sorpresivamente muestro partes de mí, en acción, en retardo, y en desgano. Tampoco me gusta ser vidriera ante el otro. No me pone cómoda especular con los deseos.
No me gusta ver la evidencia, como si fuera un espejo, con las limitaciones propias de un tiempo que empieza sin alegría. 
Y entre todo este "no", percibo un último rayo de sol que, desde el patio, pasa por el vidrio de la ventana de otoño, y cae descansado sobre mis hombros. Las mascotas estarían somnolientas... 
Luego, el color naranja, verde seco, blanco, de las paredes; y las imágenes que cuelgan. El término compromiso se corre de lugar. Tengo adentro parte de la energía que vive en ese patio, en este cuarto. Soy, cuando agrego un ser a mi destino y queda un árbol de coraje enraizado para siempre en las entrañas, plantado siempre cerca del ojo de intuición y del agua de la vida. En la tibieza de cada uno de los ambientes, libros: soy en cada página. O la melodía de sahumerio sobrevolando el trasluz del cuarto para pintar. Ahí y así, donde quiero envejecer. Ser yo, en mi deseo, vestida de objetivo sutil que encarna la naturaleza de mi alma y la de los otros en una misma ronda de niñez perpetua, y poder amar.

MabelBE

jueves, 26 de junio de 2014

Diccionario

Hay tantas cosas que nadie puede hacer por mí: sanar, enfermar, pensar, morir, comer, observar, odiar, sufrir, apreciar, imaginar, amar. Figuraciones que se vuelven genes incapturables y planean hasta desparramarse alrededor de una planicie de energía. Sensaciones que se vuelven sentimientos, cuando nadie más se da cuenta de que algo así está ocurriendo.

MabelBE