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sábado, 19 de enero de 2019

Frontera


Hoy vuelvo a la frontera. Otra vez he de atravesar. Es el viento que me manda, que me empuja a la frontera. Y que borra el camino que detrás desaparece. Que detrás desaparece. Me arrastro bajo el cielo y las nubes del invierno, es el viento que las manda y no hay nadie que las pare. A veces combate despiadado, a veces baile, y a veces nada. Hoy cruzo la frontera bajo el cielo. Bajo el cielo. Es el viento que me manda. Bajo el cielo de acero soy el punto negro que anda a las orillas de la suerte. / La frontera. Lhasa de Sela.

viernes, 4 de enero de 2019

La dulcinea de Duchamp

-Metafísica estáis.
-Hago striptease.

Ardua pero plausible, la pintura 
cambia la blanca tela en pardo llano 
y en Dulcinea al polvo castellano 
torbellino resuelto en escultura.
Transeúnte de París, en su figura 
-molino de ficciones, inhumano 
rigor y geometría- Eros tirano 
desnuda en cinco chorros su estatura.
Mujer en rotación que se disgrega 
y es surtidor de sesgos y reflejos: 
mientras más se desviste, más se niega.
La mente es una cámara de espejos: 
invisible en el cuadro, Dulcinea 
perdura: fue mujer y ya es idea.
Octavio Paz