.
sábado, 3 de junio de 2023
Proceso de olvido
domingo, 9 de octubre de 2022
F.- El ente que siempre está
miércoles, 14 de septiembre de 2022
D.- El ente que siempre está presente
Hace poco
entró en mí una sensación de vida aceptada. Agradecer la totalidad y a caminar
bajo los árboles con amor. Antes vivía más gris, tengo 58 ¡pero qué
menos parecés, estás genial!, quiero estar así a tu edad. Me levanto a la
mañana repleta de enseñanzas en este tiempo de simpáticas alertas respetuosas
en cada maldita crisis repetida. A veces me emociono. Que la
felicidad se sienta en la selva del corazón, a descansar, me repite esta
naturaleza, que despida al miedo así puedo pasear sin tiempo o planear algo
adentro de esta mente desconocida, que me fastidia un poco a decir
verdad.
El ente que siempre está aparte, y
siempre presente/ MabelBE
sábado, 18 de abril de 2020
Cortina
Subo la cortina con este cordón marrón claro.
Las últimas tiras, enrolladas como historias crudas, se enganchan entre sí.
-el fuego no es el que va
El día se vuelve un río en desborde, siento un pinchazo en el pecho
justo con el tope, arriba. Sujeto la traba, voy a abrir las ventanas.
Nunca estoy preparada
-siempre alerta a dos o tres cosas equivocadas
así que sigo, -más acostumbrada, resignada, indiferente.
Miro al aire invisible que se cruza en el pasillo.
Tiempo atrás dije “estoy shockeada”
ahora sé que intuía la continuación
del camino.
Que pase el aire.
Que en su limpieza de recuerdos me abrace sin nostalgia
y -antes de volverse melancolía- que desborde los vacíos
-¿cuántas veces viví de estas escenas?
-¿cuántas veces bebí, me embebí y me adormecí?
y de silencio.
-esta parte sucede como un zumbido y huele a pequeño vestido negro
con la imagen del resto de las emociones que deben atravesarme
antes de irse
-enfáticas.
MabelB
lunes, 9 de octubre de 2017
A.- El ente que siempre está aparte, y siempre presente
A mi poesía desordenada, un día llegó un vampiro al que todavía hoy trato de convertir en ángel cada vez que el amor se acomoda a su azul sinuosidad, y dejo que se bañe en mí. Bueno, bueno, no es para tanto, dice la voz repetida de mi poesía desordenada, que está tirada en el pasto verde, con el sol rebotando en las rodillas. Que no hay final y que no le importa mi tristeza. El tiempo le pide permiso y como siempre obediente de misión obsoleta, se apura a contestar que sí. La muy bruta. Quiero cachetearle el brazo. A ver si ésto cambia alguna vez, pienso suavemente o locamente, cada vez que la situación se me escapa por una azotea estrellada o se filtra en mis propios embustes. Fue un impacto el primer verso. Al terminar el segundo seguí en su ritmo de silla o de guirnalda entre crueles renovaciones de hipótesis. Afín a los tiempos, se ha vuelto suplente de sí misma como una bacteria que creció en la sorpresa de verse crecer y su redundancia se perdió en un punto de vista cualquiera justo cuando la lluvia venía con la palabra necesaria.
El ente que siempre está aparte, y
siempre presente / MabelBE