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domingo, 17 de mayo de 2020

Desamparo azul


Hoy, día sesenta y uno de la cuarentena,
desde detrás de los barrotes,
he visto llorar a mi madre hacia el futuro.
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Lloraba tímida por su propia muerte gris,
por la ausencia de todo— final obligado—
como en ese corredor donde solo importa
lo que sucedió.
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Ángel Ferrer

martes, 12 de mayo de 2020

sábado, 9 de mayo de 2020

Esto no es para vos


La censura a veces se ejerce por omisión ¿o nadie omitió alguna vez con los más chiquitos la parte en la que a Bambi se le muere la madre? Y eso que Disney no es literatura. Imposible olvidar en la infancia la muerte de Beth en mujercitas que mi espíritu trágico de escritora leía y releía sólo para llorar. Cientos de veces me encontraba sin el libro porque al pobre lo culpaban de provocar ese terrible estado de ánimo. La censura lleva la carga ideológica de quien la emite y yo me preguntaba  a quién podía molestarle que llorara. Pero para los adultos la muerte es un amigo respetable. No querían que leyera sobre  la muerte, pero durante el almuerzo se escuchaba el noticiero donde antes de las noticias el locutor enumeraba los muertos del día y eso para mí era más trágico que la muerte de Beth, porque a esa muerte, la de Beth, podía leerla y si se me antojaba la obviaba salteándome las páginas y si se me antojaba, la resucitaba con solo leer los primeros capítulos. En cambio, los muertos de la radio se morían y allí estaban en los velorios donde también me llevaban. Esto muestra que la censura responde a los medios de quien censura. / Sandra Comino.