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martes, 2 de septiembre de 2025

Corazón alérgico a la nada

Lo difícil de mi cara brota de un corazón alérgico a la nada. Desde que me apropié de aquel atardecer que nunca tuvo algo con las estrellas duermo con una grieta incómoda entre los brazos y el alma anudada a relojes detenidos que me obligan a seguir siendo un pozo por donde se siguen yendo mis cosas.
Pero me falta saber cuál es la mirada de ojos cerrados, pisar el tramo superior de la escalera de incendios, y vivir esa transmutación de lo imposible en posible que el mismísimo amor ha reservado para nombrarme.

MabelBe
nada que ver con las estrellas

tarta de espinacas


Compruebo fortalezas
y me resigno a transitar estas tristezas.
Desando los caminos recorridos,
una grata alerta me acompaña
en la espera de lo nuevo. 
Lentamente aparecen las opciones.
Veo las opciones,
como veo el gusto 
de la sanidad indisoluble
y su futuro esperanzador,
en la primera porción
humeante
de una tarta de espinaca
en el televisor de la panadería.
Consciente del coma 
que me habita el alma
me interpelo en el espejo
como si estuviera en una película 
que no es importante.
Puede haber cursilería,
pero no voy a organizar mis ojos
en cualquier opción sin tiempo.
El letargo del calor 
en repetidos febreros
me desgastó rodillas, abdomen
y las tetas,
me espanta que me importe menos
que la tarta de espinaca
pero debo enfrentar la realidad.
Compruebo el aumento 
del cansancio
y me preparo a soportar estas tristezas.
Lo que me duele es el error
de construcción de cimientos,
la confusión, el no poder habitar
la esencia
por haberme regado con otras,
suponer que así era la verdad
y haber confiado
ciegamente
en la epigenética.


MabelBE