hacia una música leve,
gastada en la posibilidad
que borra hasta los encantos,
y llega a esta realidad
liberada en los retratos.
Alma que sale al encuentro, pellizca asuntos eternos
por siempre desconocidos,
inmersa en la ambigüedad.
Mi azul -espalda de hiedras-
deja atrás los malos golpes.
El afuera del perfume
me dice que nada muere
si el pecho no se consume.
Mi suerte fui yo, en semilla,
desde que no oigo sonidos
argumentando presentes.
Brote nacido entre piedras
que hoy es armazón sensible,
umbral donde lo invisible
refleja un ritmo latente.
La experiencia del vacío
que envolvió mi corazón
con su prisma de saber
reflejando lo que ignora,
ya no es más,
se descompone en el tiempo,
desde que no me reclino
interminable en mí misma,
desde que ya no confundo
nostalgia y melancolía.
MabelBE