El
televisor grasiento de la panadería
sabe
más de mí que mis rodillas.
.
Compruebo
fortalezas
y
me resigno a transitar estas fatigas.
Desando
caminos, espero lo nuevo y me invento lo nuevo.
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Consciente del coma que amenaza el alma
me interrogo en el espejo
sobre los posibles excesos
de mi lucha contra tanta falsa oferta de consuelo.
.
Igual, no volveré a organizar mis ojos
en una opción sin certezas.
.
Porque al toque nace una nueva.
.
No puedo explicar la magia de la vida,
siempre cambia de canal, pero la veo:
una sanidad desabrida, una promesa de publicidad barata
en
la primera porción humeante
de
una tarta de espinacas,
mostrada
en un televisor de panadería
que
hace doler el cuello si lo mirás demasiado.
.
Me
espanta que me importe menos
el
letargo del calor de febreros repetidos
que apolillaron rodillas, abdomen y tetas,
que
la tarta de espinacas.
.
Y sin embargo la realidad es que el
cáncer me gastó una teta
pero la traición me rompió el alma.
.
Compruebo
el aumento del cansancio,
me
preparo a soportar estas tristezas.
.
Lo
que duele es el error en los cimientos,
la confusión, el
haberme dejado regar
por esencias que no pude
habitar.
.
Suponer que así era la verdad.
.
Y haber confiado
ciegamente en la epigenética.
MabelBE
.