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miércoles, 8 de octubre de 2014

Infantilidad

El camino comienza en el país de la infancia, es decir, en la época en que la conciencia racional del presente no se había separado aún del alma histórica, del inconsciente colectivo. Si bien la separación es inevitable, no determina, empero, un alejamiento tal de esa psique crepuscular de los tiempos primitivos que suponga una pérdida absoluta del instinto. La consecuencia es una falta de instinto, y por ende una desorientación en la situación general del hombre. La separación tiene asimismo como consecuencia que el “país de la infancia” permanezca definitivamente infantil y constituya por ello una fuente permanente de impulsos e inclinaciones infantiles... Como consecuencia de esto, la conciencia se ve completamente invadida de infantilismo, o bien tiene que defenderse permanentemente de éste, aunque sin resultado, con senil cinismo o con amarga resignación. De manera que se impone admitir que la actitud racional de la conciencia del presente, a pesar de sus innegables éxitos, tiene una acomodación, respecto de muchos aspectos humanos, impropia, infantil, que la hace contraria a la vida. Infantil no es solamente aquel que continúa siendo niño durante demasiado tiempo, sino también quien se separa de la infancia y piensa que lo que no ve ya no existe. / C.C. Jung. Psicología y alquimia.

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