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jueves, 5 de mayo de 2011

Juego 32

Le escribo sobre mi intención cierta de borrar huellas de pasado con ruegos dirigidos a la naturaleza de otra vida, porque intuyo que la sustancia corroída de su alma ya no quiere permanecer en estaciones sin sonrisas.
Siempre asumiendo la corrosión, qué hacer con eso le pregunto. Punto invisible a mi favor.
Luego rememoro lo supuesto: tanto esfuerzo, años hostigados de oraciones y de todo lo contrario, el enclaustramiento como sinónimo de vacío transmutado en rebeldía de la inútil. 
Y finalmente, con pasmosa seguridad, que vengo a amparar, entre un canto de sirenas agobiadas. Ay, qué caradura. Y qué obligada, otra vez, por uno de mis típicos desánimos escondidos. Ay, lo burdo de lo violento, lo que nunca gustó:
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Enredadas mis flores a esta estación podrida/
soy una maravillosa turbación:/
cuando me dirijo a vos/
me estoy dirigiendo a mí./
Estamos en un parque/ defendido
por los sueños del árbol de la oscuridad./
A todo o nada/
las hojas de otoño se suicidan/
y me hacen sentir una frase asesina/
o una desvalida/
o me suben a una estrella... blablabla.
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Al no poder mentirme descubro que soy una gran mentirosa. Si bien no se hace en ciertos juegos, por suerte en éste sí. Declaro conocer que la diferencia se basa en el interés y el gusto.
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Juegos / MabelBE
ilusorio ·

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