Un crucifijo me dobla el cuello. Manos y cabello de hojas verdes, un yo-yo sobre la cabeza a modo de aureola, vestidos que combinan con taco alto y zapatilla, no creo en la altura de la montañita donde estoy parada. Como un árbol de frutos extraños, puedo crecer sobre el sol sin tener quemaduras al día siguiente. Por eso, porque me gusta jugar con él cuando hablo, porque las imágenes no son reflejo de lo que se es, y porque siempre voy por más, no me lo saco.
Juegos / MabelBE