Una defensa desconcertada para la indiferencia que asalta el rostro [al instante de nacer muere la esperanza de que se perciba lo que sucede detrás de la mirada]. Y me voy, sin ganas de moverme.
La sutileza, forzada por su carga de reserva, es un nuevo peso en la espalda. Sin poder volver a concentrarme, entre fantasías que me retroceden a un sitio que no conocía, los pasos van hacia la ventana. La abro y me obligo a mirar el cielo que no da más de brillo, siguiendo una aureola de palabras que mi capricho hubiera deseado escuchar. Qué injusto no contar con una mísera oportunidad de percepción mientras floto anestesiada, así, pesada, encima, adentro.
Pisadas por los costados, van, vienen, van. No llegaremos a nada. No fluye, señor, que no fluye.
Soy un trozo nuevo del rompecabezas de una novela sin balcón, un sentimiento al que nunca pertenecí. Nada más antes. Aquí.
Quién puede decir si perdí o gané?
Juegos / MabelBE
casi como "veneno sutil"·