Hay personas que confunden instinto con intuición, parece que no pero son peligrosas. Tantas veces lo he dicho, y siempre igual de desapercibida la frase.
No pasa más que este ámbito de personas no inspiradas, donde el triunfo es oropel y la derrota una función que no atrae. Hay que recordar que somos seres triunfalistas. Aunque sea mierda, si triunfa vale.
Y después está el romanticismo.
Siempre hay debilidad en el romanticismo, tal vez tenga que ver con la percepción de la feminidad para los hombres, pero también para las mujeres que guardan en las entrañas una misoginia inmortal hasta ahora, sólo con su muerte terminará supongo, y la esperanza de vida se alarga, y se alarga, y se alarga.
Yo confío mi eje esencial a un albedrío que es sostén y, no sólo es sostén, sino que no disminuye lo que ampara. Algo que está en mi interior me ampara, y no sé que es.
¿Un ángel guardián puede entrar y salir del cuerpo así como así, cuándo se le antoja?
No sé si mi ángel sabe que un día puedo irme de todo lo que se toca, mientras, reflejada en un mundo de ojos sin esquinas, el alma murmura, desolada, algo, tal vez otro susto, la planificación del propio desamor, o una sequía, sabiendo que es un ciclo más.
Y ahora qué puertas se abrirán, mi pregunta recurrente. En definitiva, es lo que persigo: terminar con el aburrimiento, no sentir inacción, tener agua limpia cerca de los ojos.
Circunvalación / mabelBe