
Sólo con su ubicación temporal el objeto logra tan supremo efecto. Más el guiño cómplice del extravío en la mirada.
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Casi nada, apartar el goce egocéntrico de feroz lastimadura, hallazgo impresionante, o explosión de alegría, que acaba de ocurrirle a la memoria de la psiquis o del corazón.
Finalmente, el considerar al objeto como sujeto amuleto, fetiche colorido, o el sitio donde depositar el sentimiento, puede tornarse el ítem inmediato. De allí al barranco de confusiones profundas, pocos pasos.
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Es increíble que un objeto logre esta circunstancia letal. Solo un objeto, y tan peligroso. Sólo un objeto, cuyo color es eventualmente gris desapercibido, o cuya textura es una simplona falta de profundidad. Pero sucede, en las almas aturdidas y/o confusas.
Es increíble que un objeto logre esta circunstancia letal. Solo un objeto, y tan peligroso. Sólo un objeto, cuyo color es eventualmente gris desapercibido, o cuya textura es una simplona falta de profundidad. Pero sucede, en las almas aturdidas y/o confusas.
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MBellante
el objeto de la mirada extraviada
o del impotente
el objeto de la mirada extraviada
o del impotente
Muy buena actualización del blog Mabel; te felicito.
ResponderBorrarbesos
Liliana
Muyb uen blog, me gusta mucho.
ResponderBorrarsaludos
Erika
Gracias, compas de "muestrario".
ResponderBorrar