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sábado, 31 de enero de 2015

Pasado en bruto

¿Te acordás de los diez años, de la indiferencia hacia tu poema?, ¿de tu primer poema, y de los que siguieron?
¿Te acordás cuándo fue la primera vez que buscaste al amor?
¿Te acordás de aquel entorno?
¿De la máscara que te fuiste pintando?, de tu inacción?, de las mortificaciones?
¿Y de esas tardes en que no sabías donde meterte para sentirte a salvo del péndulo cotidiano de hostilidad?, bajo un cielo apacible, sobre un río subterráneo.
¿De la seguridad que tenías de que todo era tu culpa, hasta el hecho de ser, hasta tu presencia?
¿Te acordás cuando faltaban pocos días para la operación y no había forma de salir de la desesperación de pensar que podrías no ver crecer a tus hijas?
¿Te acordás cómo huías?, te acordás cómo intentabas frenar tus huídas?
Ese tiempo sin soluciones, el paseo negro de la quiebra, y la ruina general contando tus pocas monedas, y en medio de todo eso vos, que seguías buscando el amor.
¿De la bicicleta por el camino roto?, tu objetivo era encontrar algo que haga más fácil lo que resultaba tan difícil, día tras día, día tras día, y día tras día.
¿Te acordás cómo te silenciabas?
¿Y cuando mirabas en el espejo el vacío de esa parte de tu cuerpo que nunca iba a volver a estar, y en ese lugar la mutilación? ¿Te acordás de los ataques de ira?
¿Te acordás de los pocos amores que entraron en tu alma, que no alcanzaron, que no pudiste, que no supiste, que no supieron? ¿Te acordás como fue cambiando lo que dejaron?
¿Te acordás de la cobardía, del pánico tremendo, de cada vez que sentías que el amor seguía lejos?
¿Del aislamiento poderoso en el frío y la aridez, de tanto tiempo sin compañerismo ni ideales?, del destierro te acordás?
¿Podés acordarte cuándo fue que empezaste a sentir que no encontrarías el amor?
¿Te acordás de la violencia de tantas pérdidas, de los robos de esas joyas que te dieron en lugar de cariño?, cuánto llorabas!
¿De la lucha por reconocerte el corazón, de la lucha por reconocerte el cuerpo, te acordás? 
¿Te acordás cómo llorabas?

Acordate que es pasado. 

MabelBE

jueves, 29 de enero de 2015

Naturaleza


Uno no puede ser sensible solo a la belleza; también tiene que ser sensible a la fealdad, a la suciedad y a la desorganizada mente humana.
La sensibilidad significa afecto y respeto a todo cuanto nos rodea, no solo en una dirección particular. Una mente que en sí misma no es sensible a todo cuanto le rodea, no puede ir muy lejos.
En cambio una mente sensible es una mente religiosa que comprende que la naturaleza de la Vida y la naturaleza de la Muerte son la misma cosa.
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Manu-el. Serena Expectación / Aprendiendo de la naturaleza
- Extracto-comentario basado en Krishnamurti -


Un espacio despegado

El color es casi todo, pero no hay como el desapego fanático de la ternura en bruto, como el reencuentro de dos pájaros muertos por un mismo tiro que no buscan el contagio gris de tristeza.