Tengo encarcelada el alma afuera de una jaula, a la que a la vez quiero entrar. Qué impotencia. Despierto en medio de una pesadilla a punto de parirme. Ya no hay supersticiones que rigen el espanto. Deforme y entre palabras raras despierto. Por fin. Ya no hay abortos en el sueño de los talentos, por atrás mio algo ha construido vida, como si fueran alas. En el lugar de los barrotes, corazones borravinos pasean amigables, me saludan con la mano, bailotean sobre cenizas de un fénix. Gritan. No escucho pero no importa: otra vez soy fuerte. Me abrazo. Mando la orden de alivio y vuelvo a dormirme. Con una sonrisa y flores en la mirada.
MabelBE
No hay comentarios.:
Publicar un comentario