Una carta a medio escribir, manchas, un lugar que no fue. Se abre el pecho permitiendo la entrada de las voces de la calle. Las ranas duermen, vaya una a saber dónde. Queda asentado que cuando alguien tase nuestro derroche de horas y una voz rara nos advierta acerca de las insensateces cometidas, nada ocurrirá con el pecho, con las ranas, con las manchas. Y será el transcurso una contemplación de infiernos para que, por fin, resulten desconocidos o inofensivos de tan conocidos.
Aquí hay tinta derramada. Aquí hace calor. Y mientras la boca cosida quisiera ser carcajada a flor de piel, mientras el aullido ahogado de los muebles se compadece de este cansancio que se anuda a los ojos, la carta no finaliza.
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MabelBe
versión original emitida por Cemav, octubre de 2000
Hola Mabel... gracias por pasar por mi blog. En el tuyo he encontrado coincidencias con mi mundo. Que loca sensación de leer en otro lo que uno ha sentido alguna vez, como esta carta inacabada.
ResponderBorrarUn abrazo grande desde Lima.
Mabel
ResponderBorrarMuchas gracias por acercarte a mi rincón, fue un gusto y gracias a ello tuve el placer de encontrar tu espacio creativo.
Este texto es conmovedor, casi imprescindible al recuerdo.
Aquí hay tinta derramada. Aquí hace calor. Y mientras la boca cosida quisiera ser carcajada a flor de piel, mientras el aullido ahogado de los muebles se compadece de este cansancio que se anuda a los ojos, la carta muestra y demuestra -en sí misma- que no se ha finalizado.
Un abrazo.
Yllari y Nestor, es un gusto! Salud.
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