Empiezo a recuperar sensaciones elementales, aunque
olvidadas; me refiero a cosas tan sencillas como el hambre voraz antes de la
cena, la infantil somnolencia de media tarde, la seguridad que despierta en mí
una gran araña, el placer de andar descalza. ¿No crees que podemos ser algo
mejores si nos permitimos ser como somos? Tu escondite no es lo bastante
hermético. Por todas partes se filtran signos de vida...
-¿Crees que no lo entiendo? El absurdo sueño de ser.
No parecer, sino ser.
Cada tono una mentira y
una traición. Cada gesto una falsificación. Cada sonrisa una mueca: el papel de
esposa, el papel de colega, el papel de madre, el papel de amante, ¿cuál de
ellos es el peor? ¿Cuál te ha causado más tormento?
.
.
Ingmar
Bergman.
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