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viernes, 1 de julio de 2011

Sin esquinas

El agua salpica voces de aroma seco, como hojas de libro leído mil veces sin entenderlo. Hechas añicos, estas gotas nubladas que desconocen el rocío inventan relatos enredados entre signos de admiración y pregunta. No saben para qué, es odio pero no lo saben y acercan un temor desapercibido con ríos crueles y subterráneos que intentan abrir geometrías para que triunfe la escarcha. Y yo no quiero reírme fuerte por dolor, en las hojas no hay esquinas y en los pétalos no hay esquinas, se me desabrocha la blusa, la energía sufre, el agua no tiene esquinas. Yo creé estas lágrimas, y las gotas se sumaron, y en el medio de todo me estoy yendo. Entonces lloro de risa y las flores, que me ven como una entidad lluviosa, en el fondo de su raíz saben que el temporal no me detiene, que ni la escarcha me detiene, que sostengo el mito de una semilla con corazón renacido entre macetas de papel, y que -como ellas- un día me iré del todo. Mientras, reflejada en un mundo de ojos sin esquinas, la derrota murmura desolada algo, tal vez otro susto, la planificación del propio desamor, o una sequía. / Mabel Bellante.

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