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viernes, 4 de enero de 2019

La dulcinea de Duchamp

-Metafísica estáis.
-Hago striptease.

Ardua pero plausible, la pintura 
cambia la blanca tela en pardo llano 
y en Dulcinea al polvo castellano 
torbellino resuelto en escultura.
Transeúnte de París, en su figura 
-molino de ficciones, inhumano 
rigor y geometría- Eros tirano 
desnuda en cinco chorros su estatura.
Mujer en rotación que se disgrega 
y es surtidor de sesgos y reflejos: 
mientras más se desviste, más se niega.
La mente es una cámara de espejos: 
invisible en el cuadro, Dulcinea 
perdura: fue mujer y ya es idea.
Octavio Paz

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