pero me atraviesa.
La nostalgia es una hiedra azul enroscada en los latidos,
la melancolía el aire espeso donde esa hiedra respira sin testigos.
A veces sube por la garganta como un nombre impronunciable,
otras vibra en el pecho,
como la piedra que recuerda haber sido semilla.
No tiene voz, es apenas veladura.
Y yo, quieta, intento atar un hilo que no es hilo,
sino neblina que se deja tocar solo cuando dejo de insistir.
Entonces la nostalgia y la melancolía
se sientan
una frente a la otra, no discuten, no piden explicaciones: respiran.
Y en esa respiración suspendida, casi mineral,
hay algo que se parece a mí pero más sensei, más antiguo,
como si el tiempo entero se encorvara para escuchar.
Cuartetos / MabelBE
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