Convaleciente luego del choque de resonancias, se desdibuja el cariño entre un compromiso que prescribió sin que me diera cuenta. Cuánta vida presentificada sin transducción!, un rejunte en la vaguedad de pequeños detalles que serán irremediablemente nada. Los intersticios pendulan entre sobreentendidos y cansancios. La interferencia es mayúscula, cada batalla declarada me vuelve más susceptible. Sobre mi corazón no existen correlatos objetivos, y por tanto la imagen no llega a ser acción real. No es creíble, no es increíble, tampoco hay algo para destacar. Lastima porque da lástima y nada más.
MabelBE



El escritor que conoce la impresionante riqueza del diálogo silencioso, perdurable en la fortaleza de lo que es posible de ser reflexionado más allá de la palabra, a sabiendas de esa posibilidad de volver a "reescribirse" y de "releerse" propia de la vida, aparece ante los ojos del lector como un espacio limpio que permite el crecimiento de la mirada, agradecido a la vez en la constancia de su profunda y permanente necesidad de comunicar y comunicarse, como un niño que ríe y juega, e invita, y a veces como alguien contra el cual luchar.