La
censura a veces se ejerce por omisión ¿o nadie omitió alguna vez con los más
chiquitos la parte en la que a Bambi se le muere la madre? Y eso que Disney no
es literatura. Imposible olvidar en la infancia la muerte de Beth en mujercitas
que mi espíritu trágico de escritora leía y releía sólo para llorar. Cientos de
veces me encontraba sin el libro porque al pobre lo culpaban de provocar ese
terrible estado de ánimo. La censura lleva la carga ideológica de quien la
emite y yo me preguntaba a quién podía
molestarle que llorara. Pero para los adultos la muerte es un amigo respetable.
No querían que leyera sobre la muerte,
pero durante el almuerzo se escuchaba el noticiero donde antes de las noticias
el locutor enumeraba los muertos del día y eso para mí era más trágico que la
muerte de Beth, porque a esa muerte, la de Beth, podía leerla y si se me
antojaba la obviaba salteándome las páginas y si se me antojaba, la resucitaba
con solo leer los primeros capítulos. En cambio, los muertos de la radio se
morían y allí estaban en los velorios donde también me llevaban. Esto muestra
que la censura responde a los medios de quien censura. / Sandra Comino.
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