Puesto que la experiencia es una relación, lo importante no es el texto, sino la relación con el texto. Aunque un libro que se ajustase demasiado bien a lo que ya sabemos (leer), a lo que ya podemos (leer) o a lo que ya queremos (leer), sería un libro inservible desde este punto de vista. Sería un libro demasiado comprensible, demasiado legible. El texto, que aquí funciona como el acontecimiento, como el eso de "eso que me pasa", tiene que tener alguna dimensión de exterioridad, de alteridad, de alienación. El texto tiene que ser otra cosa distinta de lo que ya sé, lo que ya pienso, lo que ya siento, etcétera. El texto tiene que tener algo de incomprensible para mi, algo de ilegible. / Jorge Larrosa.
Sin obviedades el texto nos aporta algo nuevo.
ResponderBorrarLa escritura en sí es reveladora, así que la lectura también debería serlo.
Saludos.
En mi vida, la lectura ha sido siempre más reveladora que la escritura. Gracias por pasar, saludos!
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